Háblame de la emigración

Casimira se marchó con diez años para Buenos Aires, en 1952, junto con su familia. Ya tenían parientes en la emigración argentina que les daban noticias de la buena situación allí, y al enfermar su madre, que tenía una tienda de ultramarinos en la aldea, la familia decidió emprender camino hacia América.
A su llegada se fueron a vivir con Antonio, un tío de su padre, y allí estuvieron dos años hasta que ahorraron para comprar una casa en un barrio de Argentina, donde tuvieron unos vecinos extraordinarios con los que formaban una gran familia. Al principio Casimira estudiaba en las Calasancias, el mismo colegio al que iba en Pontevedra, pero después se cambió para la escuela pública, que era gratuita y de calidad.
Con dieciséis años, en un baile, conoció al que hoy es su marido, un emigrante aragonés que había llegado el mismo día que ella a Argentina en otro barco. Tres años después se casaron. Tienen tres hijos argentinos, y el pequeño nació en España.
Casimira conserva en Argentina muy buenos amigos con los que mantiene constante comunicación y a los que visita con cierta frecuencia.