Háblame de la emigración

La partida de José fue motivada por dos factores: por un lado, no quería hacer el servicio militar y, por el otro, buscaba una mejora económica. Así que, estando en el trabajo, cogió unas direcciones para ir a trabajar a Suiza, escribió, y le contestaron enviándole el contrato. Así fue como embarcó en su aventura en 1962.
Se marchó con 19 años, y en aquel entonces, al ser menor de edad, fue necesario el permiso del padre para poder irse. El viaje a Suiza duró dos días y lo hizo junto a tres amigos. En Suiza trabajó como fundidor, ganaba dinero y vivía cómodamente, por lo que estaba contento.
La vida cotidiana era llevadera, en parte porque era muy joven y no tenía preocupaciones. Al principio los suizos los miraban con recelo, pero con el tiempo llegaron a tenerles gran aprecio. En general, los gallegos eran considerados buenos trabajadores y eran muy valorados.
José se casó en España con Aurora, una española también emigrada en Suiza con sus padres, y fue en Suiza donde continuaron su vida. Juntos llegaron a regentar el restaurante La Bodega durante diecisiete años.
La comunicación de José con la familia era a través de carta, y si pasaba algo urgente, por telegrama. El retorno fue motivado por problemas de salud de su mujer y no fue nada traumático, ya que el matrimonio tenía aquí su propia casa y venían todos los veranos para pasar las vacaciones.
La valoración que hace José de su experiencia migratoria es muy positiva. De hecho, siguen viajando a Suiza, ya que sus hijos viven allí. Como anécdota cuenta que un día en un restaurante le preguntaron si era español y le pidieron que tocase la guitarra y bailase flamenco. 

José con su amigo al poco tiempo de llegar a Suiza