Háblame de la emigración

Decidí hacer mi trabajo sobre mi tío abuelo Xosé Álvarez Pérez, que nació en el año 1920 y falleció el 22-08-1980. Emigró a Venezuela sobre el año 40 acompañado de su mujer Carmen López cuando él tenía unos 20 años. Tenían dos hijas, que quedaron aquí con sus abuelos.
En España, él era hijo de labradores y trabajaba en una cantera. Como eran seis hermanos decidió marchar a ganarse la vida por si sólo ya que la cantera era un trabajo muy duro.
En Venezuela, empezaron ganándose la vida trabajando los dos en una casa, él como jardinero y chófer y ella como cocinera. Estuvieron allí bastantes años. Cuando su situación económica mejoró, él pasó a trabajar en la construción como albañil y ella seguía manteniendo alguna que otra casa. Estaban viviendo en una casa con varios matrimonios. Años más tarde ascendió a constructor contratista y pudieron llevar sus hijas para Venezuela, que estudiaron sus carreras y les compraron a sus padres una casa.

Mis tíos abuelos se jubilaron allí y él murió en los 80 y ella en los 90 aproximadamente. Una de sus hijas vive en Argentina y se casó con un embajador, tuvieron un hijo que estudió dos carreras y llevan una vida con una buena situación económica. A ella le faltaban dos puestos para ser embajadora y su marido ya lo era en Washington, entonces, como dos embajadores de distinto país no podían estar juntos, ella renunció a su puesto por el de su marido.

La otra hija continuó en Venezuela, fue dueña de un colegio inglés y de una fábrica de productos de piel. Posiblemente retornarán a Galicia este año con sus hijos y nietos porque la situación de Venezuela es peligrosa. A pesar de todo, Xosé era feliz, se acabó adaptando muy bien en su nuevo hogar y tenía una buena relación con su familia no emigrante por carta.

Yo no llegué a conocerlo, pero me gustaría oír su historia contada por él mismo. Mi abuelo, que fue quien me la contó, no sabía mucho sobre él, me contó que la situación económica no era mala y que sus trabajos le costaron mucho esfuerzo. No tenían mucho contacto con la familia por aquello de la distancia, pero si se enviaban cartas de cuando en vez.

Conclusión: la emigración no es nada fácil, pero en ocasiones es necesaria si las personas implicadas lo están pasando mal. Es muy difícil dejar atrás familia y amigos muy próximos pero si vuelves a tu país, las cosas pueden cambiar para bien o para mal. Inmigrar o emigrar, en todo caso, es muy doloroso a nivel emocional, aunque vuelves con muchas experiencias y conocimientos.