Háblame de la emigración

Mis abuelos, Ramona y Clemente, emigraron a Suiza en 1970 para poder conseguir unas mejores condiciones de vida.
En un primer momento emigró solo mi abuelo, y consiguió trabajo en una fábrica. Un año después, mi abuela se marchó junto a su marido. Ella, que ya tenía los papeles en regla, viajó en avión y fue directamente a trabajar a la empresa donde estaba mi abuelo.
Poco a poco ambos fueron ascendiendo en sus puestos de trabajo, y mi abuelo llegó incluso a ser jefe. Después de un tiempo, la abuela Ramona dejó su trabajo en la fábrica para llevar el mantenimiento de un colegio. Aunque ganaban bastante dinero con aquel primer empleo, la situación mejoró cuando cambiaron de puesto de trabajo. Siempre que tenían oportunidad, durante sus vacaciones, viajaban en coche a Galicia.
En Suiza vivían en el cantón alemán, e iban con frecuencia al Centro Gallego, donde había una banda de gaitas y comían pulpo. Después de cinco años en Suiza, nació su hija, mi madre, en España, y mi tía nació años después en Suiza.
Mis abuelos, que estuvieron emigrados durante 25 años, dicen arrepentirse de haber vuelto a España. Cuando visité Suiza, pudieron enseñarme todos los sitios donde ellos habían estado. Aquel país me pareció un lugar perfecto, como un paraíso.