Háblame de la emigración

En 1950, la familia de Joaquín decide emigrar a Argentina, ya que su hermano mayor había nacido allí y lo notificaba el gobierno argentino para hacer el servicio militar. En 1952, cuando consiguieron arreglar toda la documentación, se marchó para el país americano en el buque Cabo de Buena Esperanza junto con sus padres y hermanos.
Joaquín comenzó a trabajar con quince años como aprendiz en una oficina, una sociedad que administraba las propiedades de las familias más influyentes de Argentina, a las que llegó a conocer. Por la noche estudiaba, siempre en colegios públicos que daban todo tipo de facilidades, y en 1960 consiguió el título de Perito mercantil.
Después de este vinieron otros empleos: en una fábrica alemana de tractores, en otra francesa de champán como contable y encargado de la administración, y, en 1968, en una empresa metalúrgica, hasta que en 1972 regresó a Pontevedra.
Joaquín recuerda Buenos Aires como una ciudad maravillosa, muy diferente a las ciudades de España de los años cincuenta, con muchísimas posibilidades para vivir bien. Y aunque hubo emigrantes que no pudieron volver debido al poco valor de la moneda y les fue mal, este no fue su caso.

En Argentina
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En Túnez