Mª Carmen nació en el pueblo de Gandarío, en Bergondo, en 1941, hija de María Lata Bujía, campesina, y Benigno Rei Balbís, marinero. Su tío, Francisco Rei Balbís, de joven simpatizó con las ideas anarquistas y republicanas, y en julio de 1936, tras la rápida victoria del golpe de Estado del general Franco en A Coruña, los cargos públicos de la República fueron destituidos o fusilados, y su tío y su padre recibieron sendas citaciones para el servicio militar por parte de las nuevas autoridades franquistas. Su tío tuvo que incorporarse al frente de guerra en Teruel, y allí desertó para incorporarse a las tropas del ejército leal a la República.
Tras la derrota definitiva del ejército republicano, su tío Francisco se entregó en Ferrol en 1940 y fue condenado a cadena perpetua en la prisión de A Coruña. Cuando Mª Carmen nació, en 1941, recuerda que su madre y su tía lo visitaban y le llevaban algo de comer. En 1945, su tío obtuvo permiso para salir en libertad condicional, que aprovechó para escapar a la montaña y unirse a los "maquis", los fugitivos que se escondían en las montañas de Galicia y que organizaron el movimiento guerrillero que intentó resistir el franquismo.
Como su tío estaba desaparecido, por el simple hecho de ser hermano de Francisco, las autoridades persiguieron a Benigno y su familia sufrió un constante acecho por parte de la Guardia Civil, registros, interrogatorios y detenciones. Esta situación obligó a su padre Benigno Rei a abandonar su hogar en 1949, y logró cruzar a pie los Pirineos para llegar a Francia en 1951.
Mª Carmen recuerda que tenía 9 años cuando su padre se fue, el único recuerdo que tiene de ese momento es que su madre lloraba mientras caminaba por el jardín con su hermana menor en su regazo, el resto de los hermanos se imaginaban todo lo que pasaba pero sin saberlo realmente, porque nadie les decía nada porque tenían miedo de hablar.
Su madre tuvo que regresar a la casa de los abuelos y los hermanos se dividieron entre las casas de los abuelos paternos y maternos, ya que ella no podía pagar el alquiler de la casa en la que vivían en alquiler y alimentarlos. Su madre se quedó sola con 4 hijos, Mª Carmen era la mayor, y todavía hoy en día no se explica cómo pudieron salir adelante.
La situación económica era muy difícil y sobrevivieron gracias a la ayuda que recibieron de unos tíos en Argentina, quienes les enviaron paquetes de ropa para que pudieran vestirse. Con el paso de los años, Mª Carmen y sus hermanos se dieron cuenta de que su madre recibía cartas pero no podían decirle nada porque seguían buscando a su padre. Mª Carmen y sus hermanos trabajaban desde niños como si fuesen adultos, para cuidar la huerta de la que obtenían gran parte de su sustento, debían arar, sembrar, recoger la cosecha y atender a los animales.
Su madre iba todos los días a trabajar a casa de sus abuelos y recogía patatas, leche y todo lo que le podían dar. Así fueron pasando los años, y crecieron trabajando mucho, iban a la escuela en Gandarío cuando podían. Mª Carmen recuerda que lo pasaron muy mal, a pesar de que eran jóvenes y tenían poca conciencia de lo que les pasaba.
En aquella época, los guardias civiles iban casi todas las semanas a casa de los abuelos y les hacían levantarse de madrugada y registraban la casa, miraban debajo de las camas. Un día su abuelo les dijo que no volvería a abrir la puerta por la noche, que esperaran a la mañana, y lo llevaron preso durante varios días. Pero a partir de ese momento vinieron de noche y se quedaron en el exterior de la casa. Pasaron muchos años con esa rutina. Mª Carmen recuerda que vivían con mucho miedo a las visitas de la Guardia Civil, y que una noche le dispararon al perro y le perforaron la oreja porque no dejaba de ladrar.
En 1958, cuando Mª Carmen tenía 17 años, su madre le dijo que sus tíos en Argentina la estaban reclamando para que la llevara a Buenos Aires, y también le dijo que nunca antes se lo había podido decir, pero que su padre estaba en Francia, y que si quería también podía optar por ir a París. Entonces Mª Carmen le dijo que quería ir a Francia.
En agosto de 1948, un amigo francés de su padre, Gressier Abelin, director de los restaurantes de la UNESCO, vino a buscarla en coche con su familia. Recuerda que salió muy triste y asustada, ya que nunca antes había salido de Gandarío, solo había ido ocasionalmente a Coruña.
Por otro lado, Mª Carmen sentía mucho miedo porque iba a encontrarse con su padre, al que no conocía, un “fugitivo” del que no sabía nada desde hacía muchos años. Con el tiempo, Mª Carmen entendió que su padre no los había abandonado y que cuidaba a su madre y a sus hermanos, lo que le daba mucha tranquilidad.
Aunque al llegar a París, se sintió abrumada por la ciudad y todo le resultó muy difícil al principio, se adaptó muy rápidamente y la vida en París fue muy agradable. Comenta que tuvo muchas facilidades, gracias a la ayuda que recibieron de los franceses y de la comunidad de exiliados republicanos y emigrantes españoles en París.
Mª Carmen recibió lecciones de francés en la Alliance Française, y poco después de llegar comenzó a trabajar en el restaurante de la UNESCO donde Gressie era el chef, sirviendo café al personal. Los domingos almorzaban en casa de su tío, también en el exilio, que vivía en las afueras de París. Estaba casado con una mujer de Mugardos, de nombre Marita, a quien Mª Carmen quería mucho.
Aunque no tenía actividades políticas, participó en las actividades de la juventud española organizadas por los exiliados republicanos en París, entre los que encontró una forma de relacionarse con el entorno de la emigración. Organizaban salidas culturales, fiestas y bailes. En sus ratos libres confeccionaban banderas republicanas con alfileres con las que recogían fondos en las calles de París para enviar a las familias necesitadas de los republicanos exiliados en España. Para Mª Carmen esta actividad no tenía ningún significado político, y la entendía como algo que hacían solidariamente para ayudar a las familias necesitadas de personas que habían sufrido situaciones como la suya.
Posteriormente, también entró en contacto con el Centro Gallego de París, donde había mucha vida social entre la comunidad gallega de emigrantes, y donde participó en numerosas actividades culturales y en el grupo de danza y música tradicional.
Tras el primer año en París, volvió de vacaciones a Gandarío y se llevó a su hermana con ella, lo que también fue un alivio. Durante todo este tiempo su madre se quedó en Gandarío al cuidado de sus abuelos, que eran mucho mayores y que tanto les habían ayudado. Pero cuando fallecieron, en 1963, su madre y sus hermanos también se fueron a París y por fin toda la familia pudo reunirse de nuevo.
Mª Carmen había dejado a su novio Paco en Gandarío, y en 1963 vino a buscarlo y partieron juntos a Francia, donde vivieron tranquilamente hasta que regresaron a España en 1968, con su hijo Roberto, y David que nacería en 1970.
Sus padres continuaron en París, hasta que pudieron regresar en 1976, tras la muerte de Franco, volviendo a vivir en la casa de Fragachán. Su padre, de convicciones progresistas y galleguistas, fue candidato de Esquerda Galega en las elecciones municipales de Bergondo de 1983. Una de sus hermanas siguió viviendo en París, otra se trasladó a Barcelona y otra a Valencia.