Háblame de la emigración

José, natural de Trives, Cabeza de Manzaneda (Ourense), es el mayor de tres hermanos de una familia humilde. Se describe a sí mismo como una persona sencilla y trabajadora.
En su pueblo natal se empleó muy joven en la agricultura y ganadería, por lo que solo podía ir a la escuela de noche. Con dieciséis años trabajaba como panadero y cobraba por ello siete pesetas la hora. Esta fue una de las razones que le motivó a emigrar. Tenía entonces 22 años y acababa de hacer el servicio militar.
Se fue a Francia con su primo, su mejor amigo, pero al llegar a la frontera, a Irún, a José lo destinaron a Perpiñán y a su primo, a París. Fue un golpe para ellos, aunque años después se reencontrarían en la capital francesa.
En Perpiñán estuvo desde 1959 a 1961 trabajando en la construcción, donde llegó a tener una cuadrilla a su cargo, de argelinos, así que a pesar de empezar como obrero raso, enseguida ascendió hasta ser considerado obrero especializado. Entre muchas de sus anécdotas cuenta que en un viaje de Perpiñán a Barcelona le arrestaron, creyendo que era un traficante de tabaco.

En el año 61 se fue a París a buscar suerte en el sector de la automoción y le contrataron durante seis meses en Citroën por mediación de un amigo. Le fueron renovando el contrato y pronto fue subiendo de categoría profesional. Allí le pagaban 36 pesetas la hora. Se especializó en el montaje de componentes, como palancas de cambio y otros accesorios del automóvil, e intervino en procesos de fabricación de modelos muy populares en aquella época, como el Tiburón y el 3 Caballos. Simultaneaba este trabajo con el de una portería. Fue una etapa de mucho ajetreo laboral, pero también tenía sus momentos de diversión, cuando podía salía por la noche en la ciudad parisina con sus amigos. Tiene muy buenos recuerdos con ellos, de hecho, siguen manteniendo relación en la actualidad.
En 1966 se inauguró la planta de Citroën en Vigo, y uno de los jefes de Citroën París le ofreció la posibilidad de regresar a su tierra con un puesto de encargado, pero rechazó la oferta porque no se fiaba de la promesa.

A los siete años de estar en Francia conoció allí a su mujer, emigrante de Viana do Bolo, se casaron y tuvieron dos hijas en el país extranjero, la tercera ya nacería en Vigo.
Su mujer compatibilizaba los trabajos en casa con horas de limpieza en otras viviendas del mismo edificio. Él empezó a trabajar en 1970 en el sector de componentes de aviación, donde destaca que el trato humano era más cercano y las condiciones de trabajo, formidables. También es cierto que la fabricación de los modelos de Airbus requería una gran especialización, reglaje y un control exhaustivo en todo el proceso.
En el año 1978 decidieron regresar a Galicia porque ambos echaban de menos el país. Comunicó la renuncia en su empresa, donde le ofrecieron un mejor puesto, mayor sueldo e incluso un apartamento para que desistiese de su idea de regresar, pero ya no quisieron dar marcha atrás.

Se instalaron en Vigo, donde consideraron que más oportunidades podrían tener por su especialización profesional. En lo laboral todo fue bien, rápido encontró trabajo en una empresa de granito en O Porriño, para luego dejarlo por la puesta en marcha de un negocio propio, un supermercado en Coia, el que sería su trabajo durante 16 años hasta su jubilación. Sin embargo no puede decir lo mismo a nivel social. El regreso no les resultó nada fácil. Sentían que empeoraba su calidad de vida, las condiciones laborales, y ya no se acostumbraban a la vida aquí, echaban en falta cosas que nunca imaginarían, como la gastronomía francesa. Y ese era tan solo un pequeño detalle.

José describe la emigración como una etapa difícil en la que se tuvo que enfrentar a situaciones complicadas, pero en la que también vivió momentos muy felices. Además, se enorgullece de que gracias al trabajo y esfuerzo de ambos en el país vecino, sus hijas hayan tenido la posibilidad de desarrollar una carrera profesional con estudios.

En 1962 en París al lado del hotel
En 1972 en el Palacio de Versalles con su mujer
Compañeros de cuadrilla en la fábrica de aviación del aeropuerto antiguo alemán
Parte de una hoja de pago del año 1977
En la Rua Paris en su moto que era un modelo clásico de Flandria