Háblame de la emigración

En mi familia sólo hubo un caso de emigración, mi tía M. que emigró hacia Alemania en el año 1996, en concreto el 13 de mayo. Nació en Ribadeo en el año 1970 y lleva en Alemania 21 años. Me dijo que no tiene pensado volver a España porque está casada y tiene dos hijos.
Las razones de su marcha fueron que no podía conseguir el trabajo para lo que estudiara y para sentir que no hiciera la carrera universitaria en vano y que todo lo que anteriormente aprendiera lo podía poner en práctica.
Mónica recuerda aquel día a la perfección, tenía los nervios de punta, ya que se enfrentaba a nada menos que dar un giro completo a su vida. Cambiaría todo y su felicidad dependería de que encontrara trabajo y consiguiera adaptarse a una nueva cultura y forma de vida.
Su primer destino fue Aquisgrán, donde empezó viviendo en un piso compartido con otros españoles, ella me comentó que era la más preparada de todos los que vivieran en ese piso, ya que tenía una carrera universitaria. Le sorprendió mucho la cantidad de españoles que encontró allí aunque le sorprendió mucho más la actitud que tenían los alemanes que ella conocía, eran mucho más entrovertidos y consideraban el trabajo como algo necesario y fundamental en una persona.
En Aquisgrán trabajó como profesora de español en una academia de idiomas y poco a poco fue aprendiendo el alemán, este primer trabajo le costó un año encontrarlo y mientras no lo consiguió su madre tuvo que enviarle dinero para que pudiese continuar su estancia.
Cinco años después de que encontrara trabajo decidió marchar hacia otra ciudad de Alemania, Sttutgart, donde desarrolló el trabajo de redactora de español en la famosa editorial Klett. Cuatro años después de que encontrara el trabajo de redactora de español se casó con un ingeniero que trabajaba en la fábrica de Mercedes y tuvieron dos hijos: Mateo y Elisa. Mónica destacó mucho el hecho de encontrar casa en Sttutgart, ya que es muy difícil incluso encontrar un piso para alquilar. A pesar de esto y gracias a Steffen, el marido de Mónica, consiguieron alquilar un bonito piso en el centro de la ciudad.
M. conoció a muchos gallegos en Sttutgart como Consuelo, que fue la cuidadora de los niños, que nació en Verín y dice que casi ni se acuerda de como era Verín y que nunca volvió a Galicia. Consuelo también contó que le fuera muy difícil aprender el idioma, ya que ella sólo sabía hablar gallego cuando emigrara.
Aparte de Consuelo también conoció a otros gallegos como Carlos, que también trabaja en Klett y Mario que trabajaba en un restaurante de la zona, ambos de Santiago de Compostela. A los dos les costó mucho conseguir el trabajo aunque no tardaron tanto en integrarse y aprender el idioma.
Ella no volvió definitivamente a España aunque todos los años viene a pasar el verano y la Navidad. Cada vez que regresa se siente más alemana que española, aunque siempre disfruta de las costumbres gastronómicas españolas y los paisajes de la costa lucense como las playas y los paseos. A pesar de que se sienta más alemana que española nunca deja de considerarse una más ya que al final es una gallega como calquiera otra y pasó su infancia aquí. Muchas cosas como el ruído de las calles, los temas de conversación, la basura en las calles, los niños pequeños usando móviles le hacen sentirse más extranjera en España, ya que lleva veinte y un años en Alemania donde estas cosas son muy diferentes.
Mi tía Mónica me contó un montón de anécdotas como que la primera vez que intentó dar un beso a un alemán para saludarlo él se apartó y la dejó en una situación un poco incómoda, esto se debe a que los alemanes son mucho menos cordiales y más introvertidos.
También me contó que los alemanes tienen una visión muy específica de los españoles, piensan que todos somos andaluces y, por una parte, tienen una imagen positiva de nosotros admirando nuestra gastronomía y forma de ver la vida desde un punto de vida animado y divertido y, por la otra, una negativa en la que piensan que todos los españoles somos unos fiesteros y que a ninguno nos gusta trabajar, dejándonos como unos vagos que vivimos sólo para divertirnos.

Los amigos gallegos de mi tía eran de distintas épocas, los que emigraran en los años 60 dice que eran los que mejor estaban asentados a diferencia de los que emigraran a finales del siglo  XX y principios del XXI, debido a que los segundos emigraran con la crisis económica y ese factor fizo más difícil la estancia. En la lengua pasaba todo lo contrario, los emigrantes del siglo XX-XXI aprendieran más fácil la lengua alemana que los de los años 60, ya que los primeros estaban mucho máa acostumados a escuchar idiomas y sabían hablar inglés con el que comunicarse.

Los emigrantes que vienen a Galicia están en una situación muy parecida a los dos emigrantes que se van de Galicia, ya que todos ellos viajaron por una causa muy parecida que acostumbra ser generalmente por problemas económicos y problemas para encontrar un trabajo allí en su tierra.
En Galicia hay 95.568 inmigrantes, la mayoría de ellos son portugueses pero también hay muchos de Brasil, Colombia, Rumanía, Argentina y Marruecos.
En la opinión de mi tía M. todos los emigrantes son iguales y las causas del viaje siempre son las mismas, aunque dependiendo de donde vengan los emigrantes pueden tardar más o menos en acostumbrarse al nuevo país.