La emigración jugó un papel muy importante en mi familia materna. Mi tatarabuelo por parte de madre emigró a Argentina en el año 1940, justo después de la guerra civil española. Él, que no sabía leer ni escribir, no podía comunicarse con su familia de ningún modo.
En Argentina se empleó en una fábrica y, como era un gran trabajador, le ofrecieron ascender a supervisor. Al ser analfabeto, no pudo aceptar el ascenso, sin embargo, lo que cobraba en su puesto le bastaba para vivir.
Durante su estancia en el país argentino permaneció en prisión durante un tiempo, debido a un mal entendido. Finalmente, todo se solucionó, y mi tatarabuelo pudo volver a Galicia con un poco más de dinero para mantener a su familia. En aquel momento, para mi abuelo, que había perdido a su padre durante la guerra, el regreso de su abuelo de Argentina fue muy importante.
En mi familia también existen otros casos de emigración, como el de la prima de mi abuela, que emigró a Suiza, o el de unos tíos abuelos que emigraron a Estados Unidos. Pero, sin ninguna duda, la experiencia migratoria más significativa para nosotros fue la de mi tatarabuelo.